Publicado en Graduados, el viernes 17 de abril de 2020

 

Matías Butelman es graduado de la promoción 2005. Estudió Letras en la UBA, y trabaja en el Colegio hace 12 años en el Área de Servicios Web. Desde hace menos años empuja la digitalización de la biblioteca y hoy está coordinando la estrategia digital para las clases virtuales.

¿En qué consiste la estrategia digital del Colegio hoy?

El CNBA está haciendo un esfuerzo enorme para que toda su actividad pase al ámbito virtual durante la cuarentena. Hoy todos los profesores, todos los tutores y todos los alumnos tienen su propio usuario y acceden a los contenidos de cada materia en su respectivo aula del campus virtual. A pesar de las dificultades técnicas y del poco tiempo que hubo para implementar el campus de forma integral, la transición se pudo lograr gracias a un esfuerzo coordinado de muchas áreas del Colegio: servicios web, sistemas informáticos, vicerrectorías, los diferentes departamentos y la Secretaría de Planificación Educativa.

¿Con qué herramientas cuenta el Colegio?

Desde hace años que el Colegio tiene un administrador de sistemas y un departamento comprometidos con el desarrollo y mantenimiento de la infraestructura informática. Contar con un equipo de personas informadas encargadas de mantener redes y servidores es clave para poder enfrentar con seguridad los desafíos digitales. El Área de Servicios Web, a cargo del sitio web, campus virtual y redes, es otra de las piezas del rompecabezas. Ambas áreas ya habían desplegado años atrás herramientas para administrar la información escolar, los contenidos educativos, y los materiales de biblioteca, archivo y museos del Colegio, que resultan de suma utilidad en este escenario.

También es importante que el Colegio cuenta con varios docentes muy familiarizados con Moodle, la plataforma de código abierto en la que estamos armando las aulas virtuales, que también es la utilizada en la UBA y en muchas instituciones educativas de Argentina y del mundo. Estos profesores con conocimiento avanzado son centrales para acompañar la adopción del modo virtual ya que ayudan a otros colegas a traducir los formatos clásicos a los nuevos formatos digitales, y a adaptar sus estrategias pedagógicas a las pantallas y dispositivos móviles.

¿Cuáles fueron las sorpresas favorables más interesantes?

El enorme interés de los docentes y autoridades del Colegio en encarar esta transformación digital en tiempo récord para no interrumpir el dictado de clases, aún siendo conscientes de los obstáculos, situaciones inesperadas y demandas de improvisación que un salto de estas características trae aparejados. También descubrir la emergencia de formas de contacto digital no previstas es quizás una de las cosas más gratificantes. Frente a quienes plantean que la pantalla es un elemento muerto incapaz de transmitir la dimensión humana de la tarea educativa, lo que la cuarentena nos muestra es que tanto docentes como alumnos buscan entrar en contacto a través de los medios que tienen a su alcance y este intento produce formas novedosas y significativas. Los discursos pesimistas sobre el uso de la tecnología digital en la escuela no conciben esta posibilidad. Pero a esta altura del partido, si tantas experiencias de la vida social están mediadas por pantallas y no por eso quedan desprovistas de un componente humano, quizás lo que necesitamos en la escuela es poder abordar el uso de la tecnología digital de un modo consciente y adecuado.

¿Cuáles son los desafíos más importantes a partir de ahora?

Actualmente el principal desafío es asegurar la comunicación plena entre cada docente y sus cursos. Habrá que seguir aprendiendo sobre cómo responden los estudiantes a que toda su cursada sea a distancia. Porque hacer un curso virtual es un tema, pero volcar todo el Colegio a Internet es otra cosa. Las nociones de “claustro”, “recreo”, “biblioteca”, “patio”, "sala de profesores", “turno”, “a la salida” son parte de la experiencia colegial. ¿Pueden encontrar su traducción de algún modo, en este modo virtual? Aún no lo sabemos, pero sí sabemos que si la experiencia educativa tiene que adoptar nuevas interfaces, debe hacerlo de forma consecuente. También en el pasado se produjeron diferentes cambios tecnológicos -el Colegio tiene huecos en las aulas donde había micrófonos y parlantes, tuvo el primer “gabinete de proyecciones luminosas” del país, los laboratorios de ciencias hacen uso de instrumentos de medición y herramientas digitales en sus experimentos; los casos sobran. El Colegio tiene que plantearse de forma tenaz ante cada una de estas transformaciones para poder apropiarlas de forma útil para su misión.

¿Cómo sigue este trabajo?

Una vez superada esta primera etapa de “abordaje” del campus virtual, debemos empezar a armonizar los formatos, generando acuerdos sobre el uso de los diferentes recursos digitales, dentro de los departamentos y también entre los departamentos. Esto es importante para que la experiencia de navegar por el campus virtual y consumir sus contenidos sea lo menos accidentada posible, por su diseño o por su tamaño en datos. Gradualmente, a medida que se estabilicen las formas de uso por docentes y alumnos, podremos ensayar usos sincrónicos un poco más experimentales, contenidos con una mayor carga de diseño interactivo. Toda una comunidad conectada a una misma plataforma puede hacer aportes muy interesantes. También hay que llegar a un uso más pautado de las videoconferencias, evitar que se realicen por cualquier plataforma y que se hagan según lineamientos claros.

Es vital que, en este caso, como en todas las transformaciones tecnológicas que se producen en las instituciones educativas y culturales, la experiencia de los principales usuarios (docentes y estudiantes) guíe e informe a las decisiones de diseño y de implementación. Esta es la manera en que se puede lograr que las herramientas tecnológicas sirvan a la misión educativa y no que, por el contrario, bajo un impulso solucionista, la adulteren y afecten el desempeño de los docentes sin provecho alguno. Las verdaderas soluciones son las que surgen al calor del diálogo entre la técnica y la práctica cotidiana de sus comunidades de uso.

Páginas