Publicado en Rectoría, el miércoles 19 de diciembre de 2012

Estimado Sr. Rector
Gustavo Zorzoli

En el día de hoy mi hija Lucía ha rendido su último examen en el Colegio Nacional de Buenos Aires. A partir de este momento me desvinculo como madre (no así como ciudadana) de la institución que Ud. dirige.

En marzo del año 2001 acompañé a mi hijo mayor, Pablo, en su primer día de clase de primer año. En esa oportunidad, al concluir el Acto de Apertura, la Asociación Cooperadora nos invitó a recorrer las instalaciones del colegio y finalizamos el derrotero en el aula donde los chicos tendrían sus clases. Allí estaba el Dr. Sanguinetti dirigiéndoles unas palabras de bienvenida. Al salir del aula, casi tropieza con Lucía, que en ese entonces tenía cinco años, y le dijo: "A Ud. también la espero por aquí, señorita".

Lo que él no sabía es que antes tendría que recibir a Julieta, que ingresó en el año 2004.

De este modo, a través de cada uno de mis tres hijos, he sido partícipe de los acontecimientos que se fueron dando en el Colegio Nacional. Hemos sostenido largas charlas y debates los cuatro cada vez que algún suceso sacudía al Colegio, y el Colegio estaba presente de algún modo en cada una de las cenas familiares. Ninguno de los tres tiene la misma mirada sobre su trayectoria en él; ninguno de los tres ingresó con las mismas expectativas; ninguno de los tres egresó con las mismas experiencias. Pero todos ellos están orgullosos de haber cursado sus estudios en esa casa.

Yo como madre, no sólo estoy orgullosa sino también agradecida. En primer lugar, a ellos, que han puesto mucho empeño y mucho esfuerzo para lograr las metas que se propusieron. Y por supuesto, a ustedes, los integrantes del cuerpo docente y no docente que los han acompañado, guiado y sostenido en este camino. No siempre del modo que ellos hubieran querido, claro, pero de eso se trata la educación: de darles lo que es bueno, más allá de sus deseos (caprichos a veces...).

Hoy puedo decir con toda tranquilidad que entre ellos, ustedes y yo, hemos hecho un muy buen trabajo: Pablo es Físico, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y acaba de obtener una beca de tres años en el CONICET para su doctorado; Julieta estudia Biología, la Licenciatura y el Profesorado, en la misma facultad, y  participa de un proyecto de investigación del Hospital Italiano en la búsqueda de una cura para las enfermedades neurodegenerativas; Lucía acaba de recibir su título de Bachiller y espera comenzar el año que viene su carrera de Abogacía, también en la UBA.

Me pareció oportuno compartir con Ud., y para que lo haga extensivo a las personas involucradas, mi sentimiento después de doce años de recorrido por el Colegio. Y fundamentalmente agradecerles todo lo que les han brindado durante este tiempo, no sólo a mis hijos, sino también a mí misma a través de ellos. Sin dudas, y al igual que ellos, yo tampoco soy la misma después de haber transitado esta experiencia, que para mí fue triple.

No quiero abusar más de su tiempo, que estimo debe ser muy valioso. Por eso agradezco su disposición, su atención, aprovecho también para agradecerle la consideración con la que han tratado a Lucía hoy a la mañana, permitiéndole la entrada y salida por la puerta lateral, y en general agradezco profundamente y con gran sinceridad los doce años de vocación docente que han dirigido hacia mi familia.

Cordialmente,
Silvia Pilar, mamá de Pablo Nicolás, Julieta María y Lucía Daniela