Publicado en Colegio, el lunes 02 de septiembre de 2013

La calle Bolívar es el “otro patio” del Nacional de Buenos Aires.

Vecinos y comerciantes de la zona no recuerdan un caso igual. Dentro del programa de peatonalización del centro porteño que encaró el Gobierno de la Ciudad, las obras sobre la calle Bolívar, en el tramo que va desde Alsina hasta Moreno, fueron las que más apoyo y consenso encontraron entre los habitantes de la zona. Sin embargo, los trabajos allí permanecen parados desde el día en que iban a iniciarse –el 24 de mayo pasado– y esos cien metros están cerrados al tránsito desde hace una década.

En mayo de 2003 la estructura edilicia de la iglesia San Ignacio de Loyola, construida en 1734, se vio seriamente afectada por el paso del tránsito vehicular y de cinco líneas de colectivos por su frente. Vecinos y el cura párroco se pusieron de acuerdo y colocaron vallas para que nadie pudiera transitar por allí. Ya en 2002, con la sanción de la Ley Nº 954, se había prohibido la circulación del transporte público de pasajeros. Y a partir de la Ley 3.643, de 2010, se restringió formalmente el paso vehicular a autos de menor porte.

El lugar ya es casi una extensión del patio del Colegio Nacional de Buenos Aires. Allí los alumnos juegan al fútbol, andan en skate y hasta organizan picnics. Además, la basura acumulada en el cruce con Alsina gana protagonismo, igual que las motos, estacionadas libremente a lo largo de toda la cuadra. Pero el principal problema de estos días es que, pese a la imagen de obra permanente que tiene la calle, los trabajos de peatonalización se detuvieron a partir de un recurso de amparo presentado por la ONG Basta de Demoler debido a que la nivelación de la calzada con las veredas –como contemplaba el plan original– es una iniciativa que, según la entidad, violaría la normativa del casco histórico, catalogado como APH1 (área de protección histórica).

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