Publicado en LatínComunidad, el miércoles 29 de marzo de 2023

Conversamos con el Jefe de Departamento de Latín, Pedro Ariztoy y la subjefa Maricel Radiminski. El camino de esta entrevista, atraviesa la importancia de entender y poder traducir el latín. La estructura del pensamiento está condicionada por nuestra primera lengua, explican los profesores Ariztoy y Radiminski, que nos acercan nuevos a puntos de vista para enriquecer nuestro conocimiento cultural.

 

¿Por qué enseñar de latín en un secundario?

Profesor Pedro Ariztoy: La primera razón es que se trata de una materia en la que nuestra lengua y el lenguaje en general son objetos de reflexión y estudio. En segundo lugar, podemos pensar el latín como una herramienta epistemológica: un método de estudio que involucra tanto los alcances de la lengua original como los de la traducción. Desde la gramática y el manejo del diccionario hasta la selección del vocabulario y la consideración de las y los destinatarios y del contexto. El estudio de latín enseña un método para aprender a conocer cualquier lengua. En este punto, hay que aclarar que tradicionalmente el latín no se enseña desde un enfoque comunicativo como el inglés o el francés; aunque también hay que decir que en el Colegio contamos con profesores que se dedican a enseñar el latín hablado. En este sentido, se ha ampliado la diversidad en los enfoques sobre la enseñanza del latín.

Profesora Maricel Radiminski: Esta pregunta es muy frecuente y nos fascina porque nos obliga a pensar y repensar nuestro lugar en el plan de estudios del Colegio, en el sistema educativo en general y también en el campo de la investigación. Nos obliga a mantenernos permanentemente actualizados. Eso es algo que de alguna manera nos fuerza a tener muy en claro qué es lo que hacemos, a siempre volver a preguntarnos cómo y por qué hacemos lo que hacemos, nos invita a mantenernos en carrera.

Dicho esto, partimos desde la lengua, pero no enseñamos solamente la lengua. La lengua es un medio de acceso a la cultura latina. Nuestra materia, en sus programas, se compromete a dar lengua, cultura y literatura latinas. Hay un ida y vuelta constante entre una y otras. Cuando aprendemos una lengua, aprendemos a observar el mundo de un modo específico. Nuestra manera de hablar condiciona nuestra manera de pensar. Y la cultura latina nos atraviesa desde su sistema jurídico hasta el debate por el lenguaje inclusivo, si se quiere. En esta dirección, la actualidad del latín viene de que muchas discusiones contemporáneas encuentran raíces en la cultura latina. Ésta es otra manera de apreciar el valor del latín. No es una cosa que se guardó en un cajón siglos atrás y no se usó nunca más. Hay montones de herramientas retóricas y de elementos culturales vehiculizados a través del latín que ponemos en juego todo el tiempo. Conociéndolos y sabiendo de dónde vienen podremos usarlos con mayor precisión. El latín sirve para conocernos un poco más a nosotros mismos.

¿Y qué habilidades se aprenden estudiando latín? 

PA: La habilidad de traducir es la que siempre viene en primer lugar a mi mente. En la clase, trabajamos muy duro con las oraciones. Después del trabajo arduo de revisar palabra por palabra, de reveer el vocabulario, nos preguntamos qué está diciendo la oración. Surgen discrepancias en el aula; una estudiante afirma que la oración dice esto, y, otro, algo diferente. Superar la dificultad de llegar al sentido de un texto empodera a las y los estudiantes.

MR: Las y los estudiantes repiensan su lengua materna a partir del trabajo con el latín. Hay mucha reflexión sobre el significado de las palabras, nos demoramos en el tratamiento de los términos, vinculamos una palabra o un ordenamiento sintáctico con el sentido general de un texto. Con el latín aprendemos a leer de otra manera. 

¿Y qué respuesta dan los estudiantes?

MR: La recepción del latín con las y los estudiantes es muy buena. Lo toman como algo divertido y muchas veces como algo identitario porque saben que forma parte de la propuesta de este Colegio, y que en muchas otras instituciones no está, entonces suelen adoptarlo como algo muy propio. En ese sentido, creo que tenemos una responsabilidad también, porque estamos de alguna manera cuidando y conservando algo valioso, que lamentablemente ahora quedó circunscrito a no tan numerosos espacios. Muchas veces, trabajando con otras materias, nos cuentan que han incorporado cosas que aprendieron en latín o vienen con producciones propias: por ejemplo, quien sabe pintar, escribir o hacer una actividad puntual, suele involucrar estas habilidades con alguna cosa de nuestra materia que le llamó la atención. Lo mismo por parte de quienes escriben disertaciones o textos ficcionales. Por ejemplo, una vez, una estudiante me trajo un bordado con un verso de Catulo. Algo hermoso. 

PA: Hoy en día la enseñanza de la lengua ya no busca que el o la estudiante de secundario se vuelva un lingüista que diseccione y sistematice un discurso dado, como sucedió entre los años '60 y '80. Hace tiempo que la cosa va por el lado del ejercicio del lenguaje, la producción y la reflexión sobre la lengua. En este sentido, el latín es un gol de medio campo, como también lo es el lenguaje inclusivo, porque habilitan un montón de reflexiones sobre la propia lengua. Desde lo sintáctico, lo morfológico, lo gramatical. El estudio del latín o las discusiones sobre lenguaje inclusivo ponen en acción aprendizajes en todos esos niveles. De esta manera, el latín es parte de un entrenamiento en lengua, como las clases de castellano, inglés y francés. Entre las cuatro conforman una especie de quadrivium de la comunicación, de la expresión y del lenguaje.

¿Hay una tradición en la enseñanza de latín a jóvenes en el Colegio?

En eso Marta Royo tiene una trayectoria como ninguna. Sus libros han sido un hito en la enseñanza del latín, en términos de aprendizaje para el nivel medio son ejemplarísimos. Ahí hay un método, una manera de enseñar latín no memorística, a partir de las preguntas que surgen del texto, de las lecturas e interpretaciones que hacen las y los estudiantes. Digo esto teniendo a mano el Latini, que es un nuevo libro, elaborado y coordinado por docentes del Colegio, editado en 2020, que da continuidad y al mismo tiempo actualiza un método muy efectivo para la enseñanza del latín.

En relación a aquello de que el latín sirve para conocernos a nosotros mismos. ¿Tenemos una relación específica con el latín, en tanto latinoamericanos? ¿Nos vinculamos con latín de una manera diferente que en Europa?

MR: ¿Qué es ser latinoamericano o latinoamericana? Evidentemente, no hay una única arista ni una única veta. Nuestra cultura tiene una idiosincrasia romana y latina, aunque, claro, no es su única fuente. De hecho, el latín no es para nosotros una lengua autóctona, la aprendimos después de haber aprendido otras lenguas. No obstante, los elementos que nos aporta la cultura latina nos sirven para pensar el mundo en que vivimos y nuestro lugar en él. Del mismo modo que nos sirve estudiar alemán, inglés, u otra lengua; en todos los casos se nos ofrece elementos para pensar el mundo desde distintos ángulos.

PA: En relación con un posicionamiento geopolítico, con el resto del mundo, creo que el latín es muy útil para pensar lo global. Pienso que para los latinos los griegos eran exóticos y excéntricos, y para los griegos, los persas eran lo exótico. Desde la cultura latina, la mirada hacia el oriente siempre fue un poco desdeñosa. Eso hoy no nos pasa, creo que ya no miramos hacia el oriente de la misma manera. Con el estudio del latín y de nuestras raíces latinas es inevitable reflexionar sobre la integración de los pueblos.

¿Por qué se enseña latín en tan pocos colegios?

PA: La enseñanza del latín y el griego en las escuelas secundarias está confinada en las instituciones de élite. Esto es un fenómeno general, tanto en Europa como en América.

¿Por qué el latín es algo de élite?

PA: Es la herencia de un tipo de formación. Europa comienza su historia de la educación con el predominio del catolicismo, y este formaba en latín a sus altos funcionarios: para acceder a la cultura escrita no había muchos otros caminos. ¿Aprender latín fue visto alguna vez como algo para las masas? En el Colegio tenemos la dicha de llevar estos saberes a estudiantes que difícilmente los podrían encontrar de otra manera si no fuera por el Nacional. Aun entre profesionales y adultos con bibliotecas en sus casas, estos son temas pocos familiares.

MR: Si bien es cierto que se considera que el latín y los clásicos en general integran una disciplina de élite, me permito discrepar. ¿Por qué vamos a sostener la idea de que una determinada asignatura es para unos pocos privilegiados cuando lo cierto es que es para todo aquel que esté interesado en ella? El latín no es difícil, no es necesario tener ninguna habilidad extra para estudiarlo ni haber nacido dentro de ningún círculo particular. Antes de preguntarnos para qué sirve el latín, o incluso si sirve para algo, tenemos que pensar a quiénes y a qué queremos llegar, qué queremos hacer con él. El público del Colegio es de lo más diverso, y de eso se trata: de que el latín llegue a todas las casas. Al respecto, me pregunto: la cultura grecolatina ¿no está en todas partes? ¿Cuántas películas actuales hay con mitos y personajes de esta cultura? Hay obras de teatro que se siguen estrenando y reestrenando basadas en mitos grecolatinos; hay hasta videojuegos. Evidentemente, es una cultura que nos salpica y la vemos en muchos lados. El latín nos da más herramientas para entender todo esto. No tiene sentido restringirlo, lo mejor es abrir sus puertas.

¿Es una herramienta interpretativa más, como puede ser la historia?

Exacto. Y creo que eso es un punto central, porque la interpretación parte de los saberes previos. Y el estudio del latín expande el conocimiento de nuestra cultura.