Publicado en Colegio, el miércoles 04 de septiembre de 2013

Algunas versiones indican que durante su próxima visita a la Argentina, el canciller español, José Manuel García-Margallo, explorará con su par local, Héctor Timerman, la posibilidad de crear un “frente común” a partir de sendas disputas que España y Argentina mantienen con Gran Bretaña por Gibraltar y las Malvinas. La posibilidad se conoció en el marco de un conflicto entre ambos países europeos por el endurecimiento de los controles españoles en la frontera con el peñón.

En 1713, la Paz de Utrecht ratificó la ocupación inglesa de Gibraltar, producida en 1704, durante la Guerra de Sucesión Española. En 1833, naves británicas expulsaron a las autoridades rioplatenses de Malvinas. Ambos golpes fueron parte de un proceso de expansión por el cual en vísperas de la Primera Guerra Mundial el Imperio británico controlaba los principales puntos estratégicos del globo, vitales para el comercio, el reabastecimiento de sus buques de guerra y el control de sus colonias.

Basta seguir algunos de los nombres y las fechas en un planisferio para visualizar ese avance: Ciudad del Cabo (1806), Mauricio (1810), Islas Marquesas (1827), Nueva Zelanda (1840) y Hong Kong (1842). Algunos fracasos militares, como en 1806 y 1807 en el Río de la Plata, no frenaron su expansión económica.

Gibraltar y las Malvinas son dos reliquias imperiales.

Pero es importante considerar que la expansión británica por el mundo fue una cara destacada de la dominación europea del globo, liderada por esta potencia pero de la que fueron partícipes en mayor o menor medida la mayoría de los países del Viejo Continente, e iniciada, justamente, por España y Portugal durante la Edad Moderna.

Las posibles iniciativas conjuntas con España no deben hacernos perder de vista ese proceso durante el cual América, Asia y África fueron el escenario de la expansión capitalista, la explotación desaforada de recursos, el sometimiento de millones de seres humanos y la consolidación de una estructura económica mundial que aún condiciona el desarrollo de esos continentes y de quienes vivimos en ellos.

Artículo publicado por el Prof. Federico Lorenz (Clarín, 4/9/2013). Lea el artículo completo aquí