Publicado en Historia del Colegio, el jueves 13 de julio de 2023

El edificio del Colegio fue declarado Monumento Histórico, su Biblioteca alberga documentos que registran la etapa fundacional del país, y en su Aula Magna disertaron desde presidentes hasta premios Nobel. Les compartimos un repaso por el patrimonio material y simbólico de la institución, y su valor para las nuevas generaciones.

Texto: Gilda Muñoz.

Fotos: de Lucía Bravo Lerner.

Podes ver el trailer acá.

 


Nadie pone en duda el valor histórico del Colegio y del patrimonio que cobija, pero hasta los más aguzados observadores se sorprenderían de cómo las huellas del Colegio -que se fundó en 1863, por decreto de Bartolomé Mitre, y cuya historia se remonta a la época de los jesuitas- se esconden detrás de cada partícula material. Y por qué no inmaterial.

“Buscamos generar un registro integral de todo el patrimonio histórico del Colegio”, dice Matías Butelman, mientras señala lo que descubrió ese mismo día, en la Sala de la Bandera, un majestuoso salón que conecta el Aula Magna con la Rectoría y que alberga, diariamente, varias reuniones para tratar asuntos cotidianos. De una puerta perfectamente camuflada entre la antigua ornamentación de madera, Matías saca, asombrado, un rollo de pianola –le alcanza con recoger uno pero hay, fácil, una decena- y estima que lo usarían, hace un siglo, para reproducir sinfonías clásicas en las clases de música del Colegio.


Rollos de pianola marca Aeolian

Matías está al frente del Programa de Patrimonio del CNBA y desde 2012 se encarga de la digitalización y gestión digital de diferentes colecciones del Colegio. La misión se le ha convertido en una obsesiva necesidad de crear conciencia sobre resguardar todo lo que ya se sabe que el Colegio atesora, pero también aventurarse a todo lo que falta descubrir.


Postal conmemorativa, década de 1930. Vicerrectoría. 

“Cada espacio del Colegio tiene múltiples capas de espesor histórico: cuando no es el edificio, es el mobiliario; si no son las colecciones antiguas de la Biblioteca o los Departamentos, son los registros de uso de esas colecciones conservados en el Archivo, mecanografiados en papeles que de tan gastados cotizarían en el Mercado de las Pulgas. O los nombres que figuran en esos registros, de rectores, profesores o personal, de personajes que luego tuvieron trayectorias  de interés público y hoy figuran en libros de Historia, nombres de calles o de agrupaciones políticas”- explica Butelman para introducir cuán apasionante e inabarcable puede resultar inventariar el patrimonio del Colegio.

Patrimonio escrito: Biblioteca y Archivo


Adriana Carreira, directora de Biblioteca, y Esther Barreiro, jefa del Archivo.

El Colegio alberga dos grandes tesoros de patrimonio escrito: la Biblioteca y el Archivo. Los libros y documentos que conservan ofrecen una versión prácticamente inexplorada de la historia de la institución y de la educación argentina, y sus inevitables relaciones con la política de sus épocas.


Primera galería, Biblioteca del CNBA.

Entre las colecciones especiales de la Biblioteca se destacan la "Colección CNBA" y la colección “Grandes Donaciones”.  La primera reúne documentos de diverso tipo relacionados a la historia del Colegio: programas de materias dictadas desde 1863 hasta la fecha, reglamentos, monografías de estudiantes, escritos de profesores, informes y memorias de autoridades, textos de conferencias, fotografías. 

Especialmente se destacan los libros de actas del Aula Magna, en las que se registra, desde 1903 hasta la actualidad, todas las actividades allí realizadas: actos escolares de apertura y cierre de clases, entregas de diplomas, charlas de profesores,  conciertos ofrecidos por docentes y alumnos, visitas y conferencias de Albert Einstein, Jorge Luis Borges y Juan Domingo Perón –cuya firma aparece en el libro-, de Rabindranath Tagore - poeta, educador y premio nobel indio-, José Ortega y Gasset, Alberto Ginastera, Eric Hobsbawm y Umberto Eco. 



Acta firmada por Albert Einstein en ocasión de su conferencia en el Aula Magna. 1925.

Otras anotaciones expresan los cambios de época, como los cursos de formación sindical que se dictaban en el Aula Magna a fines de los años 40´. Y algunos detalles aportan misterio, como la hoja arrancada al libro perteneciente a la primera presidencia de Juan Domingo Perón, o el libro entero que corresponde a su segunda presidencia y que nadie sabe dónde está. Un registro clave corresponde a 1911, cuando el Colegio dejó de depender del Ministerio de Instrucción Pública y Justicia para pasar a la órbita de la UBA. El cambio suscita interesantes debates a favor y en contra de tal incorporación.


Libro de actas del Aula Magna. Concierto. Década de 1920.

Entre los folletos de la Colección CNBA también llaman la atención el estatuto del Centro de Estudiantes de 1916 (¿acaso el primero del país?) y revistas estudiantiles -la más antigua data de 1914-, como la revista Atenas o la "Aristócratas del Saber” de la década del 80’ o “Arde el Buenos Aires” de los años 90’s.


Folletos de la colección CNBA conservada en Biblioteca.

La otra gran colección, “Grandes Donaciones”, se nutre de las donaciones de las colecciones de Juan Canter y José Juan Biedma - historiadores y coleccionistas-  que fueron ingresadas en la década del 30´: impresos jesuitas y otros de la época colonial, atlas y libros de viajes, estudios sobre la economía regional, clásicos de arquitectura, literatura latina, retóricas y tratados geográficos sobre los límites de los actuales países americanos antes y después de las revoluciones independentistas y la formación de los estados nación. Si pudiéramos resumir un criterio en tales colecciones, podría ser el siguiente: libros que sirvieran a la posteridad para documentar esa época fundacional de la Argentina y del resto de los países de América Latina. Con igual sentido se puede pensar que fueron donados los ejemplares de diarios fundados en la Buenos Aires del siglo XIX donde aparecen temas como la contienda rosista-antirosista o incluso diarios publicados en francés, inglés e italiano -porque muchos porteños hablaban esos idiomas antes que el castellano. 


Publicaciones períódicas del siglo XIX. Colecciones especiales de la Biblioteca.

Esas primeras dos donaciones definieron el perfil de la biblioteca y sentaron las bases sobre las que se edificó la mayor parte de su patrimonio bibliográfico y de su prestigio. Hacia adelante, atrajeron a investigadores y a nuevas donaciones de profesores, ex alumnos o incluso de personas no vinculadas directamente al Colegio que sintieron la Biblioteca como un espacio seguro donde guardar un patrimonio valioso.


Misterioso integrante de la colección Grandes Donaciones.

Por su parte, el Archivo del Colegio Nacional de Buenos Aires resguarda un voluminoso conjunto de documentos que abarcan desde su fundación en 1863 hasta la actualidad. Este fondo documental es de gran relevancia para entender la historia y actualidad de la educación en Argentina y sus conexiones con la política del país. La vasta y diversa documentación que integra el fondo aporta a un relato integral de la extensa historia del Colegio, desde sus actividades académicas hasta su relevancia pública y su participación en la evolución educativa de la Argentina y en la formación de sucesivas generaciones.


Expedientes, década de 1890. Archivo CNBA.

Este fondo es predominantemente de naturaleza administrativa y académica, aunque también incluye un rico conjunto de recursos visuales y testimonios tangibles de su patrimonio. Se destacan las series de documentación administrativa, que contienen libros de temas, inasistencias de profesores, partes diarios al Director, registros de la Tesorería, resoluciones, notas y correspondencia, entre otros. Estos documentos permiten una visión detallada de las operaciones diarias del colegio y de las decisiones tomadas a lo largo de su historia. Además, el fondo incluye registros extensos del personal y de los alumnos, que aportan un perfil detallado de los actores involucrados en la institución a lo largo de más de un siglo. Se destacan los legajos de profesores y alumnos, las nóminas y registros de asistencia, y las carpetas de exámenes y evaluaciones, que ofrecen un testimonio invaluable de la vida académica en el colegio.


Sala principal, Archivo CNBA.

El material fotográfico es una parte fundamental del archivo. Consta de imágenes que ilustran la evolución del colegio, su arquitectura y la vida cotidiana de sus miembros a lo largo de los años. El fondo contiene, además, una serie de documentos referentes a concursos de cátedras y ayudantías, y elementos que se encuentran fuera del catálogo habitual pero que poseen un valor histórico indudable, tales como inventarios de bibliotecas, proyectos de edificios y registros de calificaciones antiguas. 


Planos del subfondo de la Dirección de Patrimonio y Mantenimiento

Otro componente importante del Archivo es el Subfondo de la Dirección de Patrimonio y Mantenimiento, que comprende un extenso conjunto de planos, calcos y copias heliográficas. Este corpus documental varía en su alcance, cubriendo desde planos generales de grandes recintos, como vistas y secciones del Aula Magna, hasta detalles constructivos minuciosos, como el trazado de una moldura de mármol del basamento de una columna. Abarca elementos arquitectónicos tan diversos como la modulación de las aberturas y encastres de carpinterías de una fachada hasta los detalles de herrería del acceso principal del edificio. Los documentos más antiguos revisados hasta la fecha son planos datados entre 1912 y 1915, es decir, previos al inicio de la construcción del edificio moderno en 1916. Estos planos están firmados en su mayoría por Jacques Spolsky, arquitecto ucraniano formado en la École des Beaux-Arts y principal discípulo de Norbert Auguste Maillart, arquitecto francés y autor del edificio del CNBA, del edificio del Correo Central y del Palacio de Tribunales.

Colecciones didácticas

También existen múltiples colecciones de objetos históricos adquiridos en el siglo XIX y principios del XX, entre los que se cuentan modelos anatómicos y botánicos, máquinas de física, mapas y globos terráqueos, cámaras y proyectores antiguos, instrumentos de práctica de tiro, entre otros, conservados en diferentes departamentos del Colegio.
[imagenes de colecciones didácticas.

El Programa de Patrimonio del CNBA


Juan Ignacio Breccia, Malena Arouh y Matías Butelman, del Programa de Patrimonio del Colegio.

Junto con Matías, en el Programa de Patrimonio trabajan Malena Arouh y Juan Ignacio Breccia, egresados del Colegio. La tarea, que en la actualidad cuenta con un protocolo de acción y una planificación antes impensada, nació como iniciativa de la Oficina de Graduados. Malena integra el equipo de visitas guiadas –cada martes y jueves- y es la encargada de investigar las relaciones entre el Colegio y la Manzana de las Luces. Juan aporta su mirada de arquitecto especializado en Gestión Patrimonial enfocada en la cuestión edilicia. Incluso, actualmente se encuentra trabajando en una tesis sobre la correspondencia entre la modernización del actual edificio –construido a comienzos del siglo XX para destacarse no sólo en el histórico solar donde fue emplazado sino también pasar convertirse en el Colegio más grande del país - y el dictado de nuevas asignaturas y laboratorios de vanguardia para la época.

El objetivo del Programa de Patrimonio del Colegio Nacional de Buenos Aires es relevar, registrar y difundir los diferentes proyectos de conservación y documentación vinculados a colecciones, fondos archivísticos, historia oral e intervenciones edilicias de la institución. Su objetivo es fortalecer las capacidades de custodia patrimonial del CNBA y consolidar la infraestructura de catalogación y digitalización de los diferentes bienes culturales que se preservan en el colegio y en la comunidad.


Hemeroteca de la Biblioteca. Al fondo, escáner "en V" de bibliohack.

Varios proyectos de este tipo han sido realizados desde hace más de diez años por Biblioteca, Archivo, y los gabinetes de Física, Química, Biología y Geografía, entre otros, gracias al infaltable apoyo de la Asociación Cooperadora. Diferentes piezas fueron inventariadas, restauradas y digitalizadas. La idea es que los resultados de este tipo de proyectos y los registros de su ejecución queden sistematizados en una base de datos centralizada, y que toda la información y los objetos digitales se puedan consultar en un catálogo digital de acceso libre.

La digitalización de archivos forma parte de una tendencia universal y democratiza el acceso al patrimonio, no caben dudas, pero muchas veces se asocia digitalizar con reducir-descartar lo material, cuando las experiencias indican todo lo contrario. El advenimiento de lo digital actúa regenerando el interés en la historia de lo material. Custodiar y cuidar un patrimonio, fotografiarlo, entrar en contacto con ese objeto, equivale a quitarle un velo y permitir que llame la atención por cómo está hecho, con qué materiales y cómo se siente al tacto.   

 “Lo que digitalizamos –dice Butelman- es apenas una ínfima parte. Hay historias dispersas por todos lados y de a poco las vamos reuniendo. Los cuadros colgados en los salones, las colecciones didácticas en cada uno de los Departamentos académicos, los libros exhibidos en anaqueles que necesitamos abrir para saber bien qué guardan. Es abrumador todo lo que hay porque cada pieza podría estar en un museo”, asegura.  

No obstante, en ese pasado lo primero que irrumpe es el presente. Además de un monumento histórico, el CNBA es un colegio secundario que alberga más de 2500 personas por día, funciona en tres turnos, y los sábados alberga a los y las estudiantes del Curso de Ingreso y también a quienes concurren a los talleres extracurriculares. La convivencia del pasado con el uso cotidiano se resume en un gran desafío: el cuidado del espacio, cuestión que motiva charlas por parte del grupo encargado del cuidado patrimonial con las y los ingresantes de primer año para generar conciencia. 

Las colecciones didácticas que mencionamos están distribuidas en los diferentes Departamentos. Y si se puede afirmar que no todos los objetos antiguos resultan interesantes per se, “sí tienen un valor didáctico y maravillan a cualquier estudiante que los ve” – afirma Butelman-: “son instrumentos invalorables para la práctica educativa y también para la construcción de un espíritu institucional. Los lugares que interpelan a quienes lo habitan contribuyen a que esas personas estén más dispuestas a interactuar de un modo positivo con el lugar. Predisponen a que sus miembros sean voluntarios, participen de actividades, se sientan identificados de algún modo con la institución de la que forman parte. El patrimonio tiene ese doble carácter de poder ayudar a que los espacios inviten más a las personas a vincularse con las instituciones y, al mismo tiempo, son insumos para la comunicación institucional, para las historias que las instituciones pueden contar a sus comunidades y así acercarse a ellas. Formar parte de la UBA conociendo su pasado es una experiencia mucho más enriquecedora.”. 

Con mucho cuidado, Matías acomoda el rollo de pianola tal como lo descubrió poco antes, convencido de que pronto volverá para encontrarle un lugar más apropiado. “el ritmo de la política es el opuesto al de la conservación, y en un país en crisis como el nuestro la preservación del patrimonio puede parecer un capricho” -sugiere, aunque luego concluye: “pero creo que hay algo deseable en poder ordenar y compartir estas piezas históricas, estos símbolos, de algún ayudan a atravesar las crisis de una manera diferente".