Publicado en Colegio, el sábado 07 de septiembre de 2013

Santiago tiene sólo 16 años y está preocupado por el futuro de su generación. Si bien él se siente un privilegiado por tener una educación como la que recibe en el Colegio Nacional de Buenos Aires, siente que la mayoría de los jóvenes están a la deriva porque no reciben las bases educativas necesarias. "Se logró formar a los dirigentes de hoy, pero se está fallando en formar a los jóvenes actuales y eso es una generación que se pierde. En 20 años vamos a ver una brecha que va a evidenciar que en esta generación la educación no fue primordial", expresa este joven.

Actualmente cursa por las mañanas de 7:30 a 12:15 y las tardes las dedica a sus actividades en el centro de estudiantes del colegio o a estudiar. "En esta escuela, que tiene un nivel más universitario, tenés que estudiar mucho y leer. Pero el día a día de la clase es lo más importante. No te dan tarea pero necesitás ir leyendo en tu casa", agrega Santiago, que cuando sea grande quiere estudiar Derecho o Economía.

En relación a cómo ve al resto de sus compañeros o amigos, Santiago comenta que el abanico es amplio: "Está el que no hace nada y el que se lleva 10 materias. Lo que sí veo es que hay cada vez más alumnos libres y que casi todos se llevan materias", dice este jóven que no apoya el uso exagerado de las computadoras en las aulas.

En términos generales, Santiago está contento con su colegio y el nivel de enseñanza que recibe. La mayoría de sus docentes también dan clases en el nivel universitario y eso le imprime un plus adicional a las materias. "Las mejores clases son las que son interactivas, que proponen el debate. Muchos profesores hacen que toman la postura incorrecta para que los alumnos hagan el ejercicio de contradecirlos", explica, aunque por otro lado también señala falencias en algunos docentes: "También hay profesores que no se hacen respetar y la clase es un lío. A algunos ya no les importa y sólo dan la clase para los que quieren escuchar. Es como que se quedaron en el tiempo y dan la misma clase que hace 50 años. No se actualizan, no están pendientes por hacer más efectiva su manera de dar clases y no se dan cuenta de que no nos traen nada nuevo".

Como propuestas de mejora en el sistema educativo, Santiago señala que se hagan evaluaciones más cortas porque sino los chicos terminan aprendiendo los textos de memoria, que los docentes actualicen su manera de enseñar, y algunas modificaciones en los planes de estudio para que tengan más correlación las materias entre sí.

"Yo sé que si me esfuerzo voy a poder estar bien. Pero no todos tienen las mismas posibilidades", concluye Santiago, con la esperanza de que los decisores de las políticas públicas escuchen los reclamos de su generación.

Publicado en la edición impresa de La Nación, 7/9/2013