Publicado en Graduados, el jueves 14 de noviembre de 2019

Desde chica, Emilia estaba fascinada por las fragancias. Cortaba ramitas de flores, hacía mezclas caseras y, apenas tuvo ahorros, corrió a comprarse la mayor cantidad de frascos posible para su colección. En su familia todos conocían su pasión, pero nadie pensó que ese “hobbie” podría definir su futuro. “Esto no es como querer ser abogado, muchos ni saben que es una carrera”, explica.
Llegó 5° año del CNBA y Emilia seguía sin saber qué hacer después. Un poco por inercia, se anotó en Química, pero en el CBC se frustró y terminó dejando todo. Triste y pensando “perdido por perdido”, tomó la decisión: hizo sus valijas y partió a Francia. Iba a perseguir su sueño de ser perfumista.

  • ¿Cómo fueron los comienzos cuando llegaste a París?

Llegué con 20 años y la inconsciencia de lo que significa irse sola a un país que no es el propio. Para colmo, en la Embajada me informaron sobre los lugares donde podía estudiar, pero cuando me quise inscribir, para los extranjeros ya se había pasado la fecha: perdí todo un año. Pensé: “si me vuelvo ahora a Argentina, nunca más voy a volver acá”. Y mi mayor miedo era fracasar. Así que me quedé: conseguí un trabajo como niñera para mantenerme y durante la mañana estudiaba francés. Rendí el idioma y finalmente me decidí por otra escuela, en París, la “École Supérieure du Parfum”.

  • ¿Qué se estudia?

Los tres primeros años son de química pero orientada a la perfumería. Los dos últimos son un “máster” más aplicado. Aprendemos a reconocer las materias primas: todos las mañanas tenemos que levantarnos y, con la nariz fresca, oler durante 40 minutos todo lo que se pueda. En un año aprendemos a reconocer 100 materiales distintos. También están los acordes, que son mini composiciones de hasta 10 materias primas para reproducir, por ejemplo, el aroma de una rosa. Cada materia prima representa una faceta de esa flor. Además vemos marketing, producción, calidad, y aplicación de la perfumería en “bases”, que están en todo lo que tenga fragancia: desde un desodorante a un producto de limpieza.

  • ¿Cómo es el trabajo de un perfumista?

Hay dos maneras de trabajar: ser perfumista de una casa, como Chanel, Guerlain, Dior o Louis Vuitton. Otra es trabajar en una sociedad de composición, como IFF, Givaudan o Firmenich, donde hay un grupo de perfumistas que trabajan en diferentes proyectos. Son muy pocos y se van pasando de una compañía a otra. Para trabajar en perfumería fina hay que ser un verdadero artista: de hecho, en el mundo, hay menos “narices” que astronautas. Es un mundo muy selectivo.
Ahora, mientras estudio, estoy trabajando los domingos en la boutique de Guerlain, en la Place Vendôme. Me ayuda a mantenerme y está buena la experiencia porque así se conocen los gustos de los clientes y olés lo que ya hay en el mercado.

  • ¿Sentís que el CNBA te influyó de algún modo?

Cuando estaba en el Colegio impulsé la creación de un taller de perfumes en el gabinete de Química. Un día volviendo del campo de deportes me crucé con un profesor y, un poco por curiosa, le dije que me mostrara lo que había en el gabinete, todo lo que tuviera fragancia. Pensé “qué copado, hagamos algo con esto” y armamos una destilación con vapor de agua y algún material, como piel de naranja o canela. Salieron unas gotitas de aceite esencial y luego mezclamos con aceite de coco y cera para hacer perfume sólido. Todo el mundo se copó mucho. Fue muy lindo. Después, creo que lo mejor que me inculcó el Colegio fue la cultura del trabajo y el esfuerzo.

  • ¿Pensás volver a trabajar a la Argentina? ¿Hay trabajo de lo tuyo acá?

Es posible que vuelva. Hay un desarraigo al estar afuera: uno se siente solo y un poco culpable de haber abandonado el país. Si bien es más reducido lo que puedo hacer en Argentina, hay lugares donde trabajar. Quizá no hay mucho de perfumería fina, pero sí para productos de limpieza o desodorantes, que no es un trabajo menor. Mi sueño sería tener un contrato de 6 meses en cada lugar y ser la responsable de una compañía en Latinoamérica: poder contactar ambos mundos.

  • ¿Qué le dirías a alguien que quiere seguir una carrera tan poco tradicional?

Cuando uno tiene muchas ganas el universo te acompaña. Hay que tener mucha garra y cultura del esfuerzo. Pero cuando uno tiene una pasión tan grande, no se puede estar en otro lado que no es el que te corresponde.